Hoy de camino a casa y tras disfrutar de la comida de empresa con mis compañeros de trabajo, he estado observando los reflejos de las luces navideñas en las calles mojadas. Casi sin pensarlo, he sacado mi pequeña cámara compacta y he empezado a sacar algunas fotos. Como se suele decir, la mejor cámara es: ¡la que llevas encima!
La verdad es que estos días, con la iluminación navideña, Donosti está especialmente bonito.