He visitado la Cueva del Aguila varias veces, pero ninguna con la cámara de fotos. En esta ocasión me la he llevado, porque nos han dejado hacer fotos, eso sí, lógicamente sin flash.
Con el tema del Covid-19 las visitas eran más restringidas, pero finalmente hemos podido entrar. Ya dice la frase que vale más una imagen que mil palabras, así que dejo que las imágenes hablen por si solas, de lo increíblemente bonita que es esta cueva.