Una mañana más no he podido resistir la tentación de acercarme a ver amanecer desde uno de los miradores de Getaria.
No era un amanecer espectacular ni mucho menos, pero a veces uno siente esa necesidad de parar el mundo, olvidarte del reloj, y sentir como te despeina la brisa del mar.
Unos minutos contigo mismo, un par de fotos con la cámara compacta que siempre va en mi bolso, y a trabajar!